martes, 21 de agosto de 2007

Hugo, mi amigo. (no el de Juan Dosal. Este es otro Hugo)

Vamos a ser honestos: Hugo era feo, digamos que en realidad era feo con madres.

Esto no lo digo con el afán de ofender; es un simple hecho debido al azar, uno de tantos que fuimos viviendo y si no, pregúntale a Jóse aquella vez en que tuvimos que salir huyendo del Azteca o aquel sábado de principios de septiembre cuando Benjamín se apropió de un tupperware de chilaquiles encontrado en el refrigerador de casa de Hugo.

Sí, sé que nunca oímos que las amigas de su hermana le tirasen la onda o que "ese día que metí 4 goles" fuera real, pero, -vamos- , todo el mundo tiene derecho a vocalizar sus fantasías y a los hechos innegables me remito.

Quiero apuntar aquella vez cuando Rafa y seis más nos metimos, uniformados y recién llegados del partido de fut, al jacuzzi de los papás de Hugo. Bueno creo que sólo Bobby se puso la bata de la mamá y lo vio Norma la hermana de Hugo (que por cierto era igual de pecosa que él).

No es que me burlara de él en clase, sobre todo cuando se rascaba la cabeza, luego la oreja y en seguida se olía el dedo, o cuando abría la boca por un corto periodo de 197 minutos seguidos y su ya incipiente panza comenzaba a marcarse; no, ese no es el caso.

Quizá cuando lo amarrábamos, enfundado en su playera de “Visita Manzanillo”, a la silla del cuarto de tele para poder cambiar a gusto a la parabólica de su casa y ver el canal porno.

-¡No sean cabrones! mis papás van a llegar y me van a regañar.
- Cálmate, no pasa nada - afirmaba Javier muy seguro de si mismo.

Pero nunca como en el colegio después de los exámenes:

--¿Qué te salió en la tercera?-me preguntó un día que tuvimos examen sorpresa de matemáticas.
-- 1247.84x + 165y -- respondí
-- Ni modo, entonces creo que voy a sacar un ocho.

Y así se iba preguntando con su peinado de raya-en-medio a todos los demás, o mejor dicho a nosotros, los brillantes, los de altas calificaciones.

Sus calificaciones - decía en voz alta Mancera, el profesor:

Knight.....8.5
Salido….8.75
Tejeda….9.1
Morales....9.3
Hugo.....2.2

- Bueno, aún faltan 3 exámenes - comentaba Hugo más tarde, un poco mosqueado, un tanto aturdido.

Para entonces mi amigo Hugo era ya una imagen sufriente, con pecas deslavadas y un poco más bocón debido a su ortodoncista. Su estatura, de 1.70 en esa época, tendía a dilatarse por los costados.

La cosa es que la vida nos fue llevando por senderos distintos y el fútbol nos reunía, incluso su papá acudía regularmente a los juegos y gritaba:
-¡Arbitro! ¡ya se le paró su weslox! y Hugo calentaba la banca por largos periodos o entraba a jugar portando el número cuarenta y tres en el dorsal cuando el marcador nos favorecía por 4 o 5 goles de diferencia.

Su hermana, cada vez más parecida a él, nos alentaba cuando recibíamos un gol en contra:
-¡No importa equipo, no importa!

Hugo siempre fue bueno para otra cosas; por ejemplo nos llevaba en su Suburban a donde queríamos o nos invitaba a su palco, pese a que ocupábamos todos los asientos y él tenía que ver el juego de pie, vestido con camisa a cuadros tipo menonita.

Le tuvimos estima, y no es del todo cierto que lo invitábamos a jugar fútbol para tener alguien de portero o para correr por el balón cuando se volaba lejos del campo.

Y mira las ironías del destino: el otro día fui a comprar un café a Starbucks, y vi a Daniela ¿te acuerdas de ella?, la que me encantaba y me bateo tres veces en prepa y la universidad; bueno la vi sentada abrazando y haciéndole cosquillas en las orejas a un panzón poco agraciado y pecoso con atuendo vaquero y gafas obscuras tipo italiano que sonreía y volteaba la bocota en estudiada pose.

- A ese güey yo lo conozco, me dije. No me equivoqué: era Hugo.

1 comentario:

Karla dijo...

Lambidaaaaaaaaaaaaaaa...te amo tanto, te admiro tanto, me gusta tu capacidad de escribir historias, marry me